sábado, 25 de noviembre de 2017

Pensamientos y reflexiones sobre música

La enseñanza no es algo menos creativo que la interpretación ni de la actuación concertística; es otro modo de proteger la cultura, de hacerla llegar a la gente.

Elijo disfrutar mientras toco el piano, aunque no sepa cómo.

La música exige todo el ser, todo el tiempo; prosigue caminando dentro de nosotros, poseyéndonos incluso fuera de las horas de estudio y nos pide el alma, nuestro inconsciente incluso, nuestro poder creador sin límite de horarios, de actividades, de día y de noche. (Monique Deschaussées)

El artista se siente siempre más a gusto y a la vez estimado allá donde es valorado.

Fabrica dentro de ti tu propio maestro y serás tu mejor alumno.

La capacidad de cantar con un instrumento distingue al verdadero artista del simple instrumentista, en especial en el caso de los pianistas, puesto que el piano ofrece generosamente los resortes para cantar. La vuelta al canto es indispensable si se quiere beber en el manantial mismo de la música.

Puesto que la música es sonido, la preocupación mayor de cualquier intérprete debería ser el trabajo sobre él. (Heinrich Neuhaus)

La música es un proceso sonoro que se desarrolla en el tiempo. El sonido y el tiempo forman los dos elementos de base que determinan todo aprendizaje de la música y definen el resto.

Aristóteles atribuía a la música el poder de formar el carácter.

La música es realmente la mediadora entre la vida de los sentidos y el espíritu. (L. V. Beethoven)

La música debería ser vocación, y no un simple oficio o profesión. Exige un don de sí, una disponibilidad, una abnegación difícilmente compatibles con lo que se entiende de ordinario por una vida normal.

Edwin Fischer daba este consejo a sus alumnos: Haced que las obras vivan sin violencia. Trabajar la sonoridad es trabajar la situación.

No temas avanzar lentamente, ten sólo miedo a detenerte. (Proverbio chino)

La vida sin sorpresas, sin imaginación, sin creatividad, es una verdadera pesadilla más o menos adobada, una interpretación que los ignore se convierte en letra muerta, vacía de sentido.

La música es metafísica, ¿comprende?, meta-física, o sea, detrás o más allá del tiempo, la historia y la política y pobres y ricos y la vida y la muerte. La música es... eterna.

Trabaja sin prisas, pero sin descanso. (Goethe)

A propósito de la arquitectura interior, las CADENCIAS serán nuestros puntos de referencia, los muros internos, los tabiques de la habitación.

Cuantos más sostenidos comporte una tonalidad, mejor expresará la luz y la alegría.
Cuantos más bemoles concurran en una tonalidad, mayor será el testimonio de la oscuridad, del dolor, de la desesperación.

El ritmo no es cerebral ni intelectual: es físico casi carnal, semejante a una función vital. No lo confundamos con el “tempo” de una obra. El “tempo” representa una velocidad de marcha, un desplazamiento; traduce una idea de movimiento. La “pulsación” es el reflejo del ritmo, el testimonio de un motor interno.

INTERPRETAR no consiste en tocar perfectamente notas de memoria. Todo empieza ANTES y DESPUÉS. ANTES: por ese encuentro humano que debe producirse entre el compositor y el intérprete. DESPUÉS: por la lectura exhaustiva de un texto, hasta que nos permita captar la expresión, más allá de las notas. Para penetrar en un universo de sonidos, de aliento, de ritmo, de imaginación, en una palabra de VIDA.

Un intérprete cuanto más pletórico y vibrante se encuentre, tanto en el aspecto humano (físico y psíquico), como en el espiritual (metafísico y cósmico), más capaz será de traducir y transmitir la música en todas sus dimensiones.

Vivir plenamente la música en el cerebro antes del que el dedo se pose sobre la tecla o que el arco roce la cuerda.

Tocar del modo más perfecto que se pueda, pero siendo felices al hacerlo y con la seguridad de que es posible aunar la técnica y la expresión espiritual, lo humano y lo divino.

El intérprete, por su propia definición, es un vínculo, un intermediario, un transmisor. Su misión consiste en hacer inteligible un texto que, sin él, sería letra muerta. Los traductores-intérpretes nos permiten comprender una lengua desconocida, extraña. Son, pues, lazos indispensables para la comunicación.
En música, el intérprete tendrá que ponernos en relación con el compositor por medio de partituras, es decir, deberá devolver la vida a los signos que son el lenguaje cifrado de un psiquismo humano.

Son precisamente los detalles lo que dan lugar a las grandes interpretaciones.

El intérprete deberá adoptar siempre una actitud humilde ante el compositor, reconociéndole como creador que es.

Todo método debe ser a la vez instructivo y atractivo.

El saber, en el plano humano, al igual que la técnica instrumental y el conocimiento del lenguaje musical en el plano profesional, es solamente un trampolín para liberar las facultades superiores del ser humano y su poder creativo.

El intérprete se halla ante un conjunto de energías que debe captar, ordenar y transmitir: captar las fuerzas vitales de una partitura y distribuir la energía sin desperdiciar nada; ni en el plano mental ni el de los gestos físicos precisos para una ejecución natural. Todo derroche o todo exceso no sólo alteran la calidad del sonido y estropean la belleza de la interpretación, sino que pueden provocar, incluso, problemas musculares de importancia. Saber utilizar la energía es un aprendizaje indispensable en todo equilibrio.

La búsqueda de sonoridades no tiene límites y debería ocupar cada día varias horas de trabajo y de escucha; cuanto más estimuladas son, más se afina el oído y más exigente se hace. Escuchemos los sonidos, dejemos que su magia actúe en nosotros. La música es sonido, el sonido oído, el oído es escuchar.

La técnica emana del espíritu. (F. Liszt)

La madurez de un alumno se mide por su manera de estudiar sin pérdida de tiempo inútil y sin dispersar su atención. (Heinrich Neuhaus)

Tener siempre presente que los silencios forman parte de la música.

Una fórmula fundamental que tenemos tendencia a olvidar muy a menudo y que se aplica tanto al piano como a cualquier otro ejercicio psicofísico: el esfuerzo intelectual es inversamente proporcional al esfuerzo físico. (Heinrich Neuhaus)

Uno de los objetivos esenciales que debe alcanzar el profesor es enseñar al alumno a prescindir de él, a dejar de serle indispensable. Debe obrar de tal manera que el alumno adquiera la costumbre de pensar, de trabajar y de vencer los obstáculos por sus propios medios.

No deben, jamás, los dedos hacer un solo movimiento que no haya sido previamente pensado. Por tanto, debemos aprender a pensar los movimientos antes de hacerlos. (Javier Alfonso)

El talento es, en gran parte, fruto de la perseverancia.

Para elevarse hasta las grandes expresiones de la música, sería necesario haber hecho un estudio particular de las pasiones humanas y del lenguaje de la naturaleza. (Jean Jacques Rousseau)

J. S. Bach hablando del arte de tocar el clavecín, decía: “Es necesario posar el dedo preciso, sobre la tecla precisa, en el tiempo preciso”.

Stephen Heller decía: “A trabajo lento, progreso rápido”. C. Saint-Saëns repetía: “Estúdiese  al principio lentamente, después más lento aún y al fin muy lentamente”.

Si quieres emocionar emociónate primero.

Una vez se conoce su lenguaje, la partitura es un libro para ser leído; cada compás debe entenderse finalmente como una palabra. Como todos los libros hermosos que nos gusta leer y releer para encontrar en ellos siempre algo nuevo, también el que está escrito en una partitura es fuente inagotable de lectura: siempre se encuentran nuevos detalles, nuevos parecidos, nuevos misterios que revelar. Precisamente estas posibilidades infinitas de estudio y de lectura explican las diferentes interpretaciones de una misma pieza. (Claudio Abbado)

El amor a la música crece con el conocimiento.

La música sólo puede estar viva realmente si hay auditores que estén realmente vivos. Escuchar atentamente, escuchar conscientemente, escuchar con toda nuestra inteligencia es lo menos que podemos hacer en apoyo de un arte que es una de las glorias de la humanidad.

La música es esencialmente movimiento: nunca se encuentra en un estado de absoluto reposo. (Jan LaRue)

Todo arte tiene el derecho de hincar sus raíces en el arte de una era anterior; no sólo tiene derecho a hacerlo, sino que debe arrancar de él. (B. Bartók)

Toco siempre para el mejor músico del mundo. Quizá no esté presente, pero yo toco como si estuviera. (J. S. Bach)

Si se quiere entender mejor la música, lo más importante que se puede hacer es escucharla.

Cuanto más sensibles seamos a la textura musical, tanto más completamente percibiremos el sentido expresivo de la música. (Aaron Copland)

Comentaba Stravinsky: “Es mejor no escuchar a Debussy, pues corre el riesgo de acostumbrarse a él y acabará gustándole”.

En una frase musical están siempre presentes dos partes complementarias (Sujeto-Predicado): una la exposición (sujeto) de un contenido expresivo, y otra de resolución y conclusión (predicado) de la expresión propuesta. (Jacobo Drucaroff)


La música no está en las notas, sino entre las notas. (C. Debussy)

J. S. Bach había entregado a un alumno una pieza determinada para  que la estudiase. En la lección siguiente, el alumno la ejecutó en tiempo distinto y con una colocación de los dedos completamente diferente de los que Bach le había prescrito. “Me parece que así suena mejor – le explicó con ligereza -; el modo que me ha indicado usted de colocar el pulgar lo encuentro muy difícil, y por eso he creído conveniente ejecutarlo a mi manera.” El rostro de Bach se oscureció un momento, más pronto se volvió a aclarar y le respondió, consiguiendo sonreírse: “señor mío, por lo que veo, está usted demasiado adelantado para que yo le dé lecciones, y creo que lo mejor será que ésta sea la  última.” (Pequeña crónica de Ana Magdalena Bach)

Gustav Mahler: Sólo cuando siento intensamente puedo componer. Sólo cuando compongo puedo sentir con intensidad.

“Sólo hay un objetivo máximo hacia el cual aspira el artista”, escribió A. Schönberg: “expresarse”.

El movimiento paralelo (en música) es una característica primordial de la música impresionista.
Otra característica de la armonía impresionista es la utilización de los que se conocen como acordes “escapados”, armonías que dan la impresión de haber escapado hacia otra tonalidad. Esta clase de acordes no se preparan ni resuelven en el sentido convencional. Simplemente, se les permite “evaporarse”, mientras que las armonías originales se mantienen en las voces inferiores. (Comienzo del Preludio “General Lavine-eccentric” de C. Debussy)

“La poesía constituye la verdadera fuente de mi música”. (Hugo Wolf)

“Hago mi trabajo lentamente, gota a gota. Me lo arranco a pedazos” (Maurice Ravel). Prisionero de la perfección. Stravinsky lo llamó el relojero suizo.

Bach o Mozart o Haydn o Beethoven, o Chopin o Schumann o Brahms, estaban por completo ajenos a esta obsesiva idea de originalidad. Todos ellos fueron, por supuesto, profundamente originales y profundamente personales. Pero su originalidad y su personalidad no eran productos deliberados sino consecuencia de sus propios talentos. (Joseph Machlis)

“Si es arte, no es para todos, y si es para todos, no es arte”. (A. Schönberg)

Duerme como un Arco
Mantente en pie como un pino
Siéntate como una campana
Camina como el viento. (El Tao)

La música es al mismo tiempo un arte y una ciencia, por lo cual debe ser apreciada emocionalmente y comprendida intelectualmente.

Joseph Machlis, autor del libro “Introducción a la música contemporánea”. Considera que la historia de la humanidad es la de un continuo devenir, una aventura incesante cuyas fronteras se ensanchan cada vez más, y por ello no ve los revolucionarios cambios que se han producido en el  mundo de la música en los últimos tiempos como un rompimiento con el pasado, sino como una evolución lógica en el desarrollo de la historia musical.


“Una piedra no es sino música petrificada”. (Pitágoras)

Gracias a todos los que en un momento dado supieron recoger una idea, sintetizar unos conceptos, crear una visión, renovar unos pensamientos... y generosamente lo compartieron con los demás. Y disculpas por no poder incorporar el nombre detrás de cada pensamiento; los hombres se van y se llevan sus apellidos, las ideas reaparecen, se desarrollan en las culturas y llegan
a formar parte del bagaje del conjunto de los humanos. (El Arte de Afinarse – Homeyra Molana)

El Ritmo. La simple observación de la naturaleza nos ofrece ya el primer testimonio de la presencia del ritmo en el universo. La alternancia de los días y las noches, el continuo vaivén de las olas del mar, los latidos del corazón, nuestra respiración, todo sugiere que el ritmo está íntimamente relacionado con cualquier movimiento  que se repita con regularidad en el tiempo. Este ritmo puede observarse hasta en la conversación cotidiana, pero es en la poesía, en las que las palabras y las sílabas están más o menos agrupadas con riguroso orden, donde somos especialmente conscientes de la existencia del ritmo.

No te conformes jamás, porque incluso lo mejor de lo que seas capaz nunca será suficiente. (Sir Georg Solti)

Tocar un instrumento es un compromiso: tienes que trabajar con él siempre. El pianista Eugen d'Albert decía: “Si un día no toco, lo noto; si son dos, mi mujer lo nota; a los tres días, son los críticos los que lo notan”

Solti comenta en sus memorias: la memoria puramente física, “muscular”, el peor método posible. Había memorizado así toda mi vida. Una vez, cuando un alumno de Liszt se jactó ante el maestro de conocer cierta pieza de memoria, éste le respondió: “Siéntate y escríbemela”. Esa es la prueba real. Si puedes escribir una pieza de memoria correctamente, es entonces cuando realmente conoces cada uno de sus detalles.

“Si supieran ustedes el tiempo que hemos dedicado a ese pianísimo, controlarían sus toses”.

La música parte del silencio.

Sir Georg Solti en sus memorias (Acento Editorial 1998) dice: No puedo llegar al final de este libro sin dar un mensaje a los músicos jóvenes: Mi vida es la prueba más clara de que si tienes talento, determinación y suerte, al final lo conseguirás. El lema es: “Nunca te rindas”.

Cuando uno estudia desata nudos.

En una partitura, el dominio del color del sonido, permite encontrar nuevos elementos que de otra manera pasarían desapercibidos.

Organizar la psicomotricidad en el estudio diario.

La técnica es un parámetro de los elementos necesarios para interpretar. (Iván Cítara)

El cerebro manda a tu cuerpo para que sirva a tu artista. (Ricardo Requejo)

La cuestión es dar una orden a las manos y a los dedos, y que éstas y éstos respondan siempre de acuerdo a lo previamente concebido.

Organizar el fraseo por oraciones en amistad con el piano. (Diego Cayuelas)

Cada cosa interesante que sucede tocando, crea unidad. Que cada sonido cumpla la función que tiene.

Imaginar que sonido va a tener el piano antes de empezar a tocar.

La música es una luz que no se ve.

Las obras se tocan, se ven, pero en el arte siempre hay una mitad invisible, que explica muchos porqués. (Juan Carlos Ortega)

“Las características de un buen músico son tener un oído bien entrenado, una mente bien entrenada, un corazón bien entrenado y una mano bien entrenada. Estas cuatro partes han de desarrollarse juntas en constante equilibrio” (Zoltan Kodály)

Póngase atención a las voces intermedias. Los acordes pueden iluminarse desde dentro.

El arpegio es, ante todo, un medio de expresión. El intérprete debe controlar los arpegios de una manera dinámica y rítmica. Los arpegios requieren esmero y unos oídos despiertos.

Bach declaró expresamente que sus Invenciones a dos voces y sus Sinfonías a tres voces eran piezas didácticas para la interpretación cantable. Las frases melódicas tienen que articularse; al mismo tiempo, el pedal desempeña un papel de enlace y de ennoblecimiento. La belleza y la calidez de la cantinela deben surgir como por una necesidad interna.

Carácter: En mi opinión -comenta Alfred Brendel-, el dualismo entre forma y psicología, entre estructura y carácter, entre entendimiento y sentimiento, ha determinado siempre la ejecución de las piezas musicales. Aunque reconozcamos el sentimiento como punto de partida y meta de la música, no debemos olvidar que el control, el filtro del entendimiento, hace posible la obra de arte.

La música de Chopin exige al pianista el esfuerzo de todo su ser.

El comienzo de la obra o de un movimiento comunica su carácter fundamental. En una buena interpretación, ese matiz debe aparecer de inmediato. El intérprete debe adquirir la capacidad de comunicarlo con aplomo.

En un crescendo que conduce a un gran punto culminante, el sonido debería ensancharse, pero no hacerse más incisivo. En Beethoven los crescendi suelen estar perfectamente anotados. El popular dicho de Hans von Bülow <<crescendo significa “piano”, y diminuendo, “forte”>>, según el cual cada crescendo tiene que comenzar con la suficiente suavidad y cada diminuendo con la suficiente intensidad para causar efecto, es demasiado exagerado, aunque podría ser necesario empezar un crescendo con suavidad si se encuentra en un pasaje forte.

Existen las digitaciones para el común de los mortales y las de los grandes pianistas.

De quienes más podemos aprender los pianistas es de los directores y de los cantantes. El director nos ofrece la orquesta como modelo de equilibrio, color y ritmo. ¡En nuestra mente somos nuestro propio director y cantante!

La gran música es una sucesión de casos excepcionales. Cada obra maestra añade algo nuevo a la experiencia musical.

Dolce: La traducción del término, “dulce”. El significado italiano de la palabra, “delicado”, es de mayor ayuda. Mientras espressivo produce un efecto más hacia el exterior, dolce apunta hacia el interior. Me parece que la palabra íntimo es la que más se acerca al sentido. <<Delicadamente íntimo>>. Calidez, delicadeza, intimismo son algunos de los importantes rasgos distintivos de la lírica de Beethoven.

Carl Philipp Emanuel Bach decía que sólo el músico emocionado estaba en condiciones de emocionar a los demás. Deberíamos estar emocionados y mantener el control al mismo tiempo.

Los dos brazos del intérprete tendrían que ser tan independientes el uno del otro como si pertenecieran a dos personas diferentes.

Los equilibrios sugieren terrazas de sonido y distancias, proporcionan color y carácter, oscuridad o luz. ¡Cultívense los espacios intermedios! Toda la amplitud de la dinámica, toda la variedad de tempi están a nuestra disposición. Sólo deberíamos recurrir a los extremos cuando la música los requiere de verdad.

Para los románticos, las fantasías eran un ideal formal: cada obra debería hallar su forma.

El mensaje completo no se halla únicamente en el texto.

El final de una obra limita con el silencio. Puede concluir la obra, pero en muchos otros casos puede hacer brotar el silencio, llevarnos hacia su interior y en él perdernos. Existen muchos tipos de finales: triunfales y trágicos, poéticos y lacónicos, cómicos y melancólicos, majestuosos y lánguidos. Por ello suplico que no se separen artificialmente los acordes finales  del pasaje que les antecede, y que tampoco se desfiguren los finales enérgicos con un diminuendo.

Una de las grandes hazañas de F. J. Haydn fue haber introducido el humor en la música absoluta. Mozart desplegaba su humor en la ópera.

Algunos intérpretes opinan que la música adquiere vida cuando se hace sonar. No, vive ya en gran parte en la partitura, pero duerme. El intérprete tiene el privilegio de hacerla despertar o, para decirlo más cariñosamente, darle vida con un beso.

Según una antigua definición, los retóricos deben enseñar, conmover y entretener. El intérprete es un retórico. (Real Academia de la Lengua Española: “Arte de expresarse con corrección y eficacia, embelleciendo la expresión de los conceptos y dando al lenguaje escrito o hablado el efecto necesario para deleitar, persuadir o conmover”).

Lieder como los de F. Schubert abrieron una nueva dimensión a las creaciones pianísticas. Fischer-Dieskau favoreció cada vez más a los solistas de piano, era capaz de escuchar al pianista y de responderle de forma adecuada.

Liszt, creador de la pieza religiosa para piano, genio de la expresión, abre el horizonte de todo lo que puede ofrecer el piano. El Pedal es en esta labor un medio de expresión de enorme importancia.

No me encuentro entre los músicos que aceptan, sin cuestionarlas, las indicaciones de metrónomo de los grandes compositores. El tempo sólo puede determinarse una vez se han tomado en cuenta todos los <<elementos de la ejecución>>.

Una clave importante para la interpretación de Mozart está en el canto operístico.

No me encuentro entre las personas que creen que indagar en la biografía del artista proporciona una mejor comprensión de su obra. ¡Echemos un vistazo a la escritura caótica de Beethoven en sus cartas y autógrafos musicales, su desorden doméstico. En el extremo opuesto, sin embargo, está el orden bien establecido de sus composiciones. Esa necesidad de relacionar las inclinaciones y los incidentes de la vida personal con las composiciones tan sólo contribuirá, por regla general, a confundirnos. En momentos de grandes sufrimientos personales surgieron obras felices, alegres. Alegrémonos de que sea así.

El sonido de la orquesta, la variedad de sus timbres, la amplitud de su dinámica, pero también su disciplina rítmica, son un modelo para nuestra interpretación pianística.

Con frecuencia hay que mantener en el pedal las notas graves de Schubert aunque estén consignadas en staccato, ya que la m. i. está obligada a abandonar rápidamente la nota. También hay pasajes en los que el intérprete tiene que decidir si se trata de una notación <<técnica>> o <<musical>>.

El pedal es algo propio del piano únicamente y es nuestro recurso artístico más preciado y personal. Empleado con maestría, el pedal ofrece color, crea ambiente, procura calidez y declamación a la cantinela y permite sonar más tiempo a aquellas notas con una notación más corta porque los dedos no pueden o no deben mantenerlas. A menudo el pianista que toca con el pedal se ve obligado a emplear una articulación diferente. Crucial es la función que desempeña el oído y el oído interior. Abordar las composiciones para piano de Liszt, nos brinda una comprensión incomparable del cuerpo y el alma del pedal. El uso del pedal izquierdo ensancha el radio del intérprete hacia abajo hasta el límite de lo inaudible. Yo prefiero pianos cuyo pedal izquierdo posibilite también una interpretación lírica hasta el mezzopiano; debería abarcar toda la amplitud del pianissimo espressivo de Schubert.

El Piano: Basta echar un vistazo a la abundancia y riqueza de la bibliografía sobre el piano para darse cuenta de que este instrumento obra maravillas. El piano es un lugar de transformación. Cuando el pianista así lo desea, el piano permite sugerir la voz humana en el canto, el timbre de otros instrumentos, la orquesta, el arco iris, las esferas. Esa capacidad de transformación, esa alquimia, es nuestro mayor privilegio.

Practicar no debería ser nunca una carga; iniciar un contacto físico con una pieza, al mismo tiempo que se penetra mentalmente en ella; aventurarse a un proceso de apropiación que dura en ocasiones toda una vida.

Los requisitos de un pianista son: disponer de un buen instrumento; una buena edición del texto original; una técnica interpretativa que no ocasione ningún daño físico; trabajo concentrado, pero no encarnizado; ambición; paciencia; la elección de las piezas adecuadas; y en último lugar, pero no por ello menos importante, la facultad de escucharse a sí mismo durante la ejecución.

La idea de poder rodear una pieza musical como si se tratara de un objeto en tres dimensiones.

El pulso y la columna vertebral tienen en común que garantizan la continuidad. La espina dorsal nos proporciona una firmeza flexible, la pulsación infunde vida, pero procura asimismo un control, permite a la música seguir avanzando. La conciencia precisa de los valores pequeños de las notas posibilita un ritmo razonable, pero también unas modificaciones del tempo ejecutadas con sentido. El pulso preside la interpretación de conjunto.

Las reglas existen para ser cuestionadas. Cada obra maestra, incluso cada frase, es en cierto modo un mundo nuevo. Esa sensibilidad para la variedad debe ser nuestra ambición, nuestro orgullo y nuestro placer.

El ritmo saludable, auténtico, sigue siendo el primer requisito del intérprete solista. Ojalá que el solista aloje un corazón que lata con regularidad.

Schubert creador de todo un universo. Gran maestro de la música para piano a cuatro manos. Tal vez Schubert sea el fenómeno más asombroso de la historia de la música. Resulta prácticamente milagroso que un compositor que no era ningún virtuoso de la interpretación del piano tuviera un instinto semejante para avistar y hacer suyas nuevas y futuras posibilidades del sonido y la textura del piano. Hasta las sonatas más tardías están compuestas con sentido orquestal y deberían sonar de manera orquestal, quizás con excepción de las tres últimas, que se acercan más al quinteto de cuerda. El estilo de Schubert posee un aura pianística muy personal que, sin embargo, sólo, puede resultar eficaz si se hace intervenir el pedal de manera sensata e inspirada.

Según Einstein, todo debería hacerse de la manera más sencilla posible, pero no más simple. Una obra debería hacerse comprensible sin renunciar por ello a su complejidad.

<<En el ser humano se mezclan el entendimiento y el sentimiento>>. En la obra de arte, esa mixtura debe resultar edificante y deleitarnos. La bella expresión <<claridad de sentimiento>> procede de Robert Schumann. También hay una especie de control de calidad de los sentimientos.

Signos de interpretación: El compositor se ha tomado la molestia de ofrecernos los signos de interpretación; evidentemente le parecía suficientemente importantes. Están ahí para que el intérprete los perciba. No todo el mundo anotó  lo esencial con tanto sentido como Beethoven. Las indicaciones de Mozart en su música para piano van desde la nada más absoluta hasta el exceso también más absoluto. Las indicaciones de Schubert son en ocasiones menos concluyentes o completas en sus obras para piano que en su música de cámara. Son conocidos sus largos pasajes en pianissimo a los que le siguen varios diminuendi sin que el compositor anotara los pasos dinámicos intermedios que hacen posibles esos diminuendi y les dan sentido. El intérprete debe completar en este punto alguna que otra cosa. Chopin modificaba continuamente sus indicaciones. Brahms y Liszt anotan lo esencial como Beethoven. Busoni anotaba menos de lo debido. Reger, Schönberg, Berg, Ligeti anotaban en ocasiones más de lo debido. Bartók fue un genio de la exactitud y la funcionalidad. Que pp y p son ámbitos que no sólo se diferencian en el volumen sino también y con claridad en el carácter, es algo de enorme importancia para Beethoven y Schubert, y no sólo para ellos. Del mismo modo, f y ff deberían ser siempre perfectamente diferenciables. Una conciencia clara de las terrazas dinámicas y de los procesos dinámicos hará posible una aproximación a la música que la traduzca, por así decirlo, en una geografía, lo cual nos permitirá percibir una pieza como si fuera un paisaje con montañas y valles, castillos y desfiladeros (sin olvidar las distancias de lo próximo y lo lejano).

El silencio es el fundamento de la música. Lo hallamos antes, después, dentro de, debajo de y detrás de la música. Algunas piezas surgen del silencio o vuelven a él.

Un acorde articulado a partir de las teclas suena más pleno y redondo que un acorde martilleado o que se deja caer, y el contacto íntimo con las teclas fomenta la sensación lírica de sensibilidad en la punta de los dedos. El sonido queda determinado en su mayor parte por el equilibrio de las notas. El intérprete debería aprender sobre todo de las obras orquestales, vocales y de música de cámara. El equilibrio de un buen sonido orquestal debería ser nuestro modelo.

<<Staccato>>. Lo primero que hay que hacer es determinar la duración (brevedad) y el carácter del mismo. Se trata de notas que hay que separar manualmente, pero este hecho no excluye necesariamente el uso del pedal. Schubert escribió legato o bien ligato en pasajes que contenían notas staccato y se refiere quizás a un cantabile producido con ayuda del pedal. El hecho de que los impresores reprodujeran a menudo las notas staccato como cuñas originó una confusión enorme.

<<Portato>>. El portato excluye la brevedad, la separación de las notas es mínima, cuando se usa el pedal, si es que tiene lugar. El portato sobre notas repetidas sugiere una unión de la nota consigo misma, un tenuto cantabile.

Tempo. Distingo entre un tempo metronómico, psicológico e improvisador. El tempo metronómico se corresponde con determinadas danzas u otras piezas de carácter rígido. En el tempo psicológico, las modificaciones del tempo son tan naturales que nos da la impresión de que la pieza sigue estando sin embargo en la medida. El tempo improvisador está reservado a los pasajes de tipo fantasioso, recitativo o cadencioso.

El tempo fundamental de una pieza sólo puede determinarse una vez que el intérprete ha tomado en cuenta todos los componentes de una obra (indicaciones del tempo, caracteres, dinámica, articulación, subdivisiones rítmicas, viabilidad técnica de la ejecución). Sólo entonces pueden considerarse las cifras metronómicas, en caso de que las haya, y modificarlas cuando sea necesario.

Las transiciones son zonas de transformación: algo nuevo surge a partir de lo antiguo. Preparar las transiciones imperceptiblemente ya unos compases antes.

Los trinos son diversos y, sobre todo en Beethoven, componentes del carácter musical: Pueden ser graciosos e inquietantes, misteriosos y demoníacos, sonrientes y amenazadores, inocentes y seductores. Hay trinos angelicales y trinos diabólicos. El intérprete debería organizar sus trinos.

Las variaciones son la mejor escuela para desarrollar una interpretación con carácter. Las variaciones dependen de la estructura de su tema.
(“De la A a la Z de un pianista”. Un libro para amantes del piano. (Alfred Brendel)

Sin emoción no hay proyecto que valga. Todo empieza con una emoción. (Antonio Damasio)

A  mayor desinhibición, mayor creatividad y, por lo tanto, más expedito queda el camino para la creatividad artística y musical. Las artes plásticas y la música generan un sentimiento de bienestar.

Siempre he pensado que existen dos indicadores fundamentales de la madurez. Uno es la capacidad de reírse de uno mismo. Mucha gente se toma la vida mucho más en serio de lo que las circunstancias requieren, tienen problemas para ver la vertiente absurda de todo. El otro signo de madurez, es la habilidad de admirar los logros de los demás, en lugar de caer en la envidia. Recuerdo que la primera vez que escuché a Bach mi primera reacción fue sonreír. Una vez sentado en un café de París, escuché tocar a un guitarrista, era un gitano de nombre Django Reinhardt, que sólo usaba dos dedos, los otros se los había quemado en un incendio, pero tocaba con una velocidad y una habilidad increíbles. En ese momento tuve la misma reacción: admiración, no envidia. (“Los Puentes de Madison County” - Robert James Waller)

Para vivir hay que tener los sentidos bien despiertos.

Cuando barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso una inspiración y a cada una inspiración una barrida. A veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida, sin mirar el final de la calle. (“Momo” de Michael Ende)

Tocáis música, señor, más no sois músico. (Todas las mañanas del mundo -  Pascal Quignard)

La música sirve para algo y el resto, para casi nada. (Eduard Punset)

El que enseña aprende dos veces. (Joseph Joubert)

La música es un elemento que nos hace sentir. Con ella lloramos, reímos, recordamos, disfrutamos, nos integramos, conocemos, bailamos, amamos. Pero sus estudio también nos aporta unos valores como la autocrítica, el tesón, la superación, espíritu de esfuerzo y voluntad, que se transforman en ilusión, emoción al ver que día a día se va mejorando, lo que incrementa nuestra autoestima y mejora nuestra estabilidad emocional.
La higiene postural es fundamental para la salud de un músico. La técnica Alexander trata, de cómo mover el cuerpo de la manera más sencilla. También trabaja la corrección postural. La música y el movimiento (gesto) son dos elementos que van unidos.  (Cómo potenciar la inteligencia de los niños con la música-Joan María Martí)

Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda. (Cuentos para pensar -Jorge Bucay)

“Una piedra no es sino música petrificada”. (Pitágoras)

“La arquitectura es música congelada”. J. W. von Goethe

“Cuando los sonidos van más allá de su existencia para dar paso a la contemplación y hallazgo de las sensaciones, entonces y sólo entonces, la música y el espacio se convierten en una única atmósfera, que a través de los sentidos invita, como hecho auto-perceptivo, a una búsqueda introspectiva dispuesta al hallazgo del mundo y de uno mismo”


“Me interesa ahondar en la experiencia de la audición, en cómo se concentra el contenido emocional. Me sucede también en la lectura de Tolstoi y Dostoievski”. (Daniil Trifonov)

El último paso en la interpretación es Schubert. (Claudio Arrau)

Ser artista es una actitud, una disposición, un estado de ánimo, con independencia del resultado. Corazón de Napalm – Clara Usón)

La curiosidad nace del descubrimiento. (Juan Carlos Ortega)

Ojos. Ojos que solo ven lo que se les dice que deben ver. Ojos obedientes. Ojos a lo que existe sin remedio, existe y ya está. Ojos muertos, sin el brillo de la curiosidad, del interés por descubrir lo nuevo. Ojos que miran sin ver, que desprecian sin conocer, que critican sin saber. Ojos vacíos. Ojos tristes, aburridos, sedados, anestesiados, dominados, apagados, engañados.
¿Son estos ojos los que queremos ver en nuestras aulas?

“Un día crucé el umbral. Lo que al comienzo había sido para mí un mero amasijo de figuras comenzaba a sonar. Las notas inconexas, que en otro tiempo hubiese tildado de azarosas y casuales, se tornaban puntualmente exactas. Todo aquel caos devenía obra. El oído agradecía las nuevas sonoridades y las manos diligentes, respondían con entusiasmo. El estudio era cada vez más intenso y mi alma se reconocía en aquel todo completo en el que cada uno de sus elementos encajaban a la perfección. Tenía la sensación de que la música se creaba a partir de mí, haciendo aflorar mi ser” (María Blanco del Proyecto Piano Joven 2004)



Aquello que a mí me emociona puede que a ti te deje indiferente o viceversa, y ambas opciones con correctas. La música es un arte vivo. Cada concierto es diferente, los músicos tocan diferentes, nosotros nos sentimos de manera diferente, dependiendo de que nos ha pasado últimamente, y por ello nuestra percepción es variable. Aquí radica la esencia del arte, ya que cada uno siente unas sensaciones distintas frente a un mismo hecho.
El error es un buen aprendizaje. Un niño que tiene ansiedad frente al error, o sufre frustración por equivocarse, no aprende de la misma manera a uno que hace del error una herramienta de aprendizaje. Nuestra actitud frente al error debe ser positiva.
Estudiar música es un acto de autosuperación. Cada sesión de estudio es un paso adelante por pequeño que sea.
Estudiar un instrumento musical es duro, pide trabajo diario, ilusión, autoexigencia para obtener un resultado, lo que nos provoca autosuperación, felicidad, alegría y aumento de la autoestima una vez hemos conseguido superar un obstáculo. Los conceptos e ideas que se aplican en el estudio de un instrumento sirven en multitud de ocasiones fuera de lo que es la educación musical.
Las habilidades sociales como la asertividad, la gestión de las emociones, la empatía, la confianza en sí mismo, son elementos para un óptimo desarrollo de la inteligencia emocional. Trabajar la inteligencia emocional requiere autoconocimiento y voluntad. El YO interior muchas veces queda oculto sin poder aparecer en múltiples situaciones y ello nos provoca resignación, rabia frustración, sometimiento.
Estudios como los de Howard Gardner con la teoría de las inteligencias múltiples, defienden la inteligencia como forma de adaptación al medio. Según Gardner, todas las personas poseemos diferentes tipos de inteligencias o capacidades que son complementarias entre sí, y que varían según las experiencias vividas, el lugar donde se crece, el contexto que rodea a cada uno. Por ello es deseable desarrollarlas por igual. Las influencias que recibimos y las oportunidades que se nos presentan son las que hacen posible el desarrollo de dichas capacidades.

Inteligencias múltiples:
1.        Inteligencia Lógico-matemática.
2.        Inteligencia lingüística.
3.        Inteligencia musical.
4.        Inteligencia naturalista.
5.        Inteligencia espacial.
6.        Inteligencia intrapersonal.
7.        Inteligencia interpersonal.
8.        Inteligencia corporal o cinestésica.
9.        Inteligencia existencial.
10.     Inteligencia espiritual.


Cuando estoy en forma, y en buen estado físico, mientras viajo en coche o paseo tras una buena comida, o por la noche, si no consigo dormir, entonces las ideas acuden a torrentes. Conservo las que me gustan, las tarareo. Si me empeño en ello, veo poco a poco cómo hacerlo para elaborar con ellas un buen pastel. La obra queda terminada en mi cerebro. Puedo abarcarlo todo de una ojeada, como un cuadro o una estatua. Cuando consigo escuchar así la totalidad ensamblada, es el mejor momento.
Se equivocan cuando dicen que mi arte es fácil. A nadie le ha costado tanto como a mí estudiar composición.
Wolfgang hacía balance de sí mismo y del concepto de su arte. Gravedad, tensión, pero también sonrisa y una energía intacta al salir de una serie de pruebas que podrían haberlo destruido. ¡Y qué placer remitirse al inmenso Johann Sebastian Bach para crear su propia sustancia musical!
La claridad prevalecía sobre la tristeza, el canto se unía al rigor del contrapunto y la serenidad triunfaba sobre la angustia. (Mozart III El Hermano del Fuego – Christian Jacq)