Elijo disfrutar mientras toco
el piano, aunque no sepa cómo.
La música exige todo el ser,
todo el tiempo; prosigue caminando dentro de nosotros, poseyéndonos incluso
fuera de las horas de estudio y nos pide el alma, nuestro inconsciente incluso,
nuestro poder creador sin límite de horarios, de actividades, de día y de
noche. (Monique Deschaussées)
El artista se siente siempre
más a gusto y a la vez estimado allá donde es valorado.
Fabrica dentro de ti tu
propio maestro y serás tu mejor alumno.
La capacidad de cantar con un
instrumento distingue al verdadero artista del simple instrumentista, en
especial en el caso de los pianistas, puesto que el piano ofrece generosamente
los resortes para cantar. La vuelta al canto es indispensable si se quiere
beber en el manantial mismo de la música.
Puesto que la música es
sonido, la preocupación mayor de cualquier intérprete debería ser el trabajo
sobre él. (Heinrich Neuhaus)
La música es un proceso
sonoro que se desarrolla en el tiempo. El sonido y el tiempo forman los dos
elementos de base que determinan todo aprendizaje de la música y definen el
resto.
Aristóteles atribuía a la
música el poder de formar el carácter.
La música es realmente la
mediadora entre la vida de los sentidos y el espíritu. (L. V. Beethoven)
La música debería ser
vocación, y no un simple oficio o profesión. Exige un don de sí, una
disponibilidad, una abnegación difícilmente compatibles con lo que se entiende
de ordinario por una vida normal.
Edwin Fischer daba este
consejo a sus alumnos: Haced que las obras vivan sin violencia. Trabajar la
sonoridad es trabajar la situación.
No temas avanzar lentamente,
ten sólo miedo a detenerte. (Proverbio chino)
La vida sin sorpresas, sin
imaginación, sin creatividad, es una verdadera pesadilla más o menos adobada,
una interpretación que los ignore se convierte en letra muerta, vacía de
sentido.
La música es metafísica,
¿comprende?, meta-física, o sea, detrás o más allá del tiempo, la historia y la
política y pobres y ricos y la vida y la muerte. La música es... eterna.
Trabaja sin prisas, pero sin
descanso. (Goethe)
A propósito de la
arquitectura interior, las CADENCIAS serán nuestros puntos de referencia, los
muros internos, los tabiques de la habitación.
Cuantos más sostenidos
comporte una tonalidad, mejor expresará la luz y la alegría.
Cuantos más bemoles concurran
en una tonalidad, mayor será el testimonio de la oscuridad, del dolor, de la
desesperación.
El ritmo no es cerebral ni
intelectual: es físico casi carnal, semejante a una función vital. No lo
confundamos con el “tempo” de una obra. El “tempo” representa una velocidad de
marcha, un desplazamiento; traduce una idea de movimiento. La “pulsación” es el
reflejo del ritmo, el testimonio de un motor interno.
INTERPRETAR no consiste en
tocar perfectamente notas de memoria. Todo empieza ANTES y DESPUÉS. ANTES: por
ese encuentro humano que debe producirse entre el compositor y el intérprete.
DESPUÉS: por la lectura exhaustiva de un texto, hasta que nos permita captar la
expresión, más allá de las notas. Para penetrar en un universo de sonidos, de
aliento, de ritmo, de imaginación, en una palabra de VIDA.
Un intérprete cuanto más
pletórico y vibrante se encuentre, tanto en el aspecto humano (físico y
psíquico), como en el espiritual (metafísico y cósmico), más capaz será de
traducir y transmitir la música en todas sus dimensiones.
Vivir plenamente la música en
el cerebro antes del que el dedo se pose sobre la tecla o que el arco roce la
cuerda.
Tocar del modo más perfecto
que se pueda, pero siendo felices al hacerlo y con la seguridad de que es
posible aunar la técnica y la expresión espiritual, lo humano y lo divino.
El intérprete, por su propia
definición, es un vínculo, un intermediario, un transmisor. Su misión consiste
en hacer inteligible un texto que, sin él, sería letra muerta. Los
traductores-intérpretes nos permiten comprender una lengua desconocida, extraña.
Son, pues, lazos indispensables para la comunicación.
En música, el intérprete
tendrá que ponernos en relación con el compositor por medio de partituras, es
decir, deberá devolver la vida a los signos que son el lenguaje cifrado de un
psiquismo humano.
Son precisamente los detalles
lo que dan lugar a las grandes interpretaciones.
El intérprete deberá adoptar
siempre una actitud humilde ante el compositor, reconociéndole como creador que
es.
Todo método debe ser a la vez
instructivo y atractivo.
El saber, en el plano humano,
al igual que la técnica instrumental y el conocimiento del lenguaje musical en
el plano profesional, es solamente un trampolín para liberar las facultades
superiores del ser humano y su poder creativo.
El intérprete se halla ante
un conjunto de energías que debe captar, ordenar y transmitir: captar las
fuerzas vitales de una partitura y distribuir la energía sin desperdiciar nada;
ni en el plano mental ni el de los gestos físicos precisos para una ejecución
natural. Todo derroche o todo exceso no sólo alteran la calidad del sonido y
estropean la belleza de la interpretación, sino que pueden provocar, incluso,
problemas musculares de importancia. Saber utilizar la energía es un
aprendizaje indispensable en todo equilibrio.
La búsqueda de sonoridades no
tiene límites y debería ocupar cada día varias horas de trabajo y de escucha;
cuanto más estimuladas son, más se afina el oído y más exigente se hace.
Escuchemos los sonidos, dejemos que su magia actúe en nosotros. La música es sonido,
el sonido oído, el oído es escuchar.
La técnica emana del
espíritu. (F. Liszt)
La madurez de un alumno se
mide por su manera de estudiar sin pérdida de tiempo inútil y sin dispersar su
atención. (Heinrich Neuhaus)
Tener siempre presente que los silencios forman
parte de la música.
Una fórmula fundamental que
tenemos tendencia a olvidar muy a menudo y que se aplica tanto al piano como a
cualquier otro ejercicio psicofísico: el esfuerzo intelectual es inversamente
proporcional al esfuerzo físico. (Heinrich Neuhaus)
Uno de los objetivos
esenciales que debe alcanzar el profesor es enseñar al alumno a prescindir de
él, a dejar de serle indispensable. Debe obrar de tal manera que el alumno
adquiera la costumbre de pensar, de trabajar y de vencer los obstáculos por sus
propios medios.
No deben, jamás, los dedos
hacer un solo movimiento que no haya sido previamente pensado. Por tanto,
debemos aprender a pensar los movimientos antes de hacerlos. (Javier Alfonso)
El talento es, en gran parte,
fruto de la perseverancia.
Para elevarse hasta las
grandes expresiones de la música, sería necesario haber hecho un estudio
particular de las pasiones humanas y del lenguaje de la naturaleza. (Jean
Jacques Rousseau)
J. S. Bach hablando del arte
de tocar el clavecín, decía: “Es necesario posar el dedo preciso, sobre la
tecla precisa, en el tiempo preciso”.
Stephen Heller decía: “A
trabajo lento, progreso rápido”. C. Saint-Saëns repetía: “Estúdiese al principio lentamente, después más lento
aún y al fin muy lentamente”.
Si quieres emocionar
emociónate primero.
Una vez se conoce su
lenguaje, la partitura es un libro para ser leído; cada compás debe entenderse
finalmente como una palabra. Como todos los libros hermosos que nos gusta leer
y releer para encontrar en ellos siempre algo nuevo, también el que está
escrito en una partitura es fuente inagotable de lectura: siempre se encuentran
nuevos detalles, nuevos parecidos, nuevos misterios que revelar. Precisamente
estas posibilidades infinitas de estudio y de lectura explican las diferentes
interpretaciones de una misma pieza. (Claudio Abbado)
El amor a la música crece con
el conocimiento.
La música sólo puede estar
viva realmente si hay auditores que estén realmente vivos. Escuchar
atentamente, escuchar conscientemente, escuchar con toda nuestra inteligencia
es lo menos que podemos hacer en apoyo de un arte que es una de las glorias de
la humanidad.
La música es esencialmente
movimiento: nunca se encuentra en un estado de absoluto reposo. (Jan LaRue)
Todo arte tiene el derecho de
hincar sus raíces en el arte de una era anterior; no sólo tiene derecho a
hacerlo, sino que debe arrancar de él. (B. Bartók)
Toco siempre para el mejor
músico del mundo. Quizá no esté presente, pero yo toco como si estuviera. (J.
S. Bach)
Si se quiere entender mejor
la música, lo más importante que se puede hacer es escucharla.
Cuanto más sensibles seamos a
la textura musical, tanto más completamente percibiremos el sentido expresivo
de la música. (Aaron Copland)
Comentaba Stravinsky: “Es
mejor no escuchar a Debussy, pues corre el riesgo de acostumbrarse a él y
acabará gustándole”.
En una frase musical están
siempre presentes dos partes complementarias (Sujeto-Predicado): una la
exposición (sujeto) de un contenido expresivo, y otra de resolución y
conclusión (predicado) de la expresión propuesta. (Jacobo Drucaroff)
La música no está en las
notas, sino entre las notas. (C. Debussy)
J. S. Bach había entregado a un alumno una pieza determinada para que la estudiase. En la lección siguiente, el alumno la ejecutó en tiempo distinto y con una colocación de los dedos completamente diferente de los que Bach le había prescrito. “Me parece que así suena mejor – le explicó con ligereza -; el modo que me ha indicado usted de colocar el pulgar lo encuentro muy difícil, y por eso he creído conveniente ejecutarlo a mi manera.” El rostro de Bach se oscureció un momento, más pronto se volvió a aclarar y le respondió, consiguiendo sonreírse: “señor mío, por lo que veo, está usted demasiado adelantado para que yo le dé lecciones, y creo que lo mejor será que ésta sea la última.” (Pequeña crónica de Ana Magdalena Bach)
Gustav Mahler: Sólo cuando
siento intensamente puedo componer. Sólo cuando compongo puedo sentir con
intensidad.
“Sólo hay un objetivo máximo
hacia el cual aspira el artista”, escribió A. Schönberg: “expresarse”.
El movimiento paralelo (en música) es una característica primordial de la música impresionista.
El movimiento paralelo (en música) es una característica primordial de la música impresionista.
Otra característica de la
armonía impresionista es la utilización de los que se conocen como acordes “escapados”,
armonías que dan la impresión de haber escapado hacia otra tonalidad. Esta
clase de acordes no se preparan ni resuelven en el sentido convencional.
Simplemente, se les permite “evaporarse”, mientras que las armonías originales
se mantienen en las voces inferiores. (Comienzo del Preludio “General Lavine-eccentric”
de C. Debussy)
“La poesía constituye la
verdadera fuente de mi música”. (Hugo Wolf)
“Hago mi trabajo lentamente,
gota a gota. Me lo arranco a pedazos” (Maurice Ravel). Prisionero de la
perfección. Stravinsky lo llamó el relojero suizo.
Bach o Mozart o Haydn o
Beethoven, o Chopin o Schumann o Brahms, estaban por completo ajenos a esta
obsesiva idea de originalidad. Todos ellos fueron, por supuesto, profundamente
originales y profundamente personales. Pero su originalidad y su personalidad
no eran productos deliberados sino consecuencia de sus propios talentos.
(Joseph Machlis)
“Si es arte, no es para
todos, y si es para todos, no es arte”. (A. Schönberg)
Duerme como un Arco
Mantente en pie como un pino
Siéntate como una campana
Camina como el viento. (El
Tao)
La música es al mismo tiempo
un arte y una ciencia, por lo cual debe ser apreciada emocionalmente y
comprendida intelectualmente.
Joseph Machlis, autor del
libro “Introducción a la música contemporánea”. Considera que la historia de la
humanidad es la de un continuo devenir, una aventura incesante cuyas fronteras
se ensanchan cada vez más, y por ello no ve los revolucionarios cambios que se
han producido en el mundo de la música
en los últimos tiempos como un rompimiento con el pasado, sino como una
evolución lógica en el desarrollo de la historia musical.
“Una piedra no es sino música
petrificada”. (Pitágoras)
Gracias a todos los que en un momento dado supieron recoger una idea, sintetizar unos conceptos, crear una visión, renovar unos pensamientos... y generosamente lo compartieron con los demás. Y disculpas por no poder incorporar el nombre detrás de cada pensamiento; los hombres se van y se llevan sus apellidos, las ideas reaparecen, se desarrollan en las culturas y llegan
a formar parte del bagaje del
conjunto de los humanos. (El Arte de Afinarse – Homeyra Molana)
El Ritmo. La simple
observación de la naturaleza nos ofrece ya el primer testimonio de la presencia
del ritmo en el universo. La alternancia de los días y las noches, el continuo
vaivén de las olas del mar, los latidos del corazón, nuestra respiración, todo
sugiere que el ritmo está íntimamente relacionado con cualquier movimiento que se repita con regularidad en el tiempo.
Este ritmo puede observarse hasta en la conversación cotidiana, pero es en la
poesía, en las que las palabras y las sílabas están más o menos agrupadas con
riguroso orden, donde somos especialmente conscientes de la existencia del
ritmo.
No te conformes jamás, porque
incluso lo mejor de lo que seas capaz nunca será suficiente. (Sir Georg Solti)
Tocar un instrumento es un
compromiso: tienes que trabajar con él siempre. El pianista Eugen d'Albert
decía: “Si un día no toco, lo noto; si son dos, mi mujer lo nota; a los tres
días, son los críticos los que lo notan”
Solti comenta en sus
memorias: la memoria puramente física, “muscular”, el peor método posible.
Había memorizado así toda mi vida. Una vez, cuando un alumno de Liszt se jactó
ante el maestro de conocer cierta pieza de memoria, éste le respondió:
“Siéntate y escríbemela”. Esa es la prueba real. Si puedes escribir una pieza
de memoria correctamente, es entonces cuando realmente conoces cada uno de sus
detalles.
“Si supieran ustedes el
tiempo que hemos dedicado a ese pianísimo, controlarían sus toses”.
La música parte del silencio.
Sir Georg Solti en sus
memorias (Acento Editorial 1998) dice: No puedo llegar al final de este libro
sin dar un mensaje a los músicos jóvenes: Mi vida es la prueba más clara de que
si tienes talento, determinación y suerte, al final lo conseguirás. El lema es:
“Nunca te rindas”.
Cuando uno estudia desata
nudos.
En una partitura, el dominio
del color del sonido, permite encontrar nuevos elementos que de otra manera
pasarían desapercibidos.
Organizar la psicomotricidad
en el estudio diario.
La técnica es un parámetro de
los elementos necesarios para interpretar. (Iván Cítara)
El cerebro manda a tu cuerpo
para que sirva a tu artista. (Ricardo Requejo)
La cuestión es dar una orden
a las manos y a los dedos, y que éstas y éstos respondan siempre de acuerdo a
lo previamente concebido.
Organizar el fraseo por
oraciones en amistad con el piano. (Diego Cayuelas)
Cada cosa interesante que
sucede tocando, crea unidad. Que cada sonido cumpla la función que tiene.
Imaginar que sonido va a
tener el piano antes de empezar a tocar.
La música es una luz que no
se ve.
Las obras se tocan, se ven,
pero en el arte siempre hay una mitad invisible, que explica muchos porqués.
(Juan Carlos Ortega)
“Las características de un
buen músico son tener un oído bien entrenado, una mente bien entrenada, un
corazón bien entrenado y una mano bien entrenada. Estas cuatro partes han de
desarrollarse juntas en constante equilibrio” (Zoltan Kodály)
Póngase atención a las voces
intermedias. Los acordes pueden iluminarse desde dentro.
El
arpegio es, ante todo, un medio de expresión. El intérprete debe controlar los
arpegios de una manera dinámica y rítmica. Los arpegios requieren esmero y unos
oídos despiertos.
Bach
declaró expresamente que sus Invenciones a dos voces y sus Sinfonías a tres
voces eran piezas didácticas para la interpretación cantable. Las frases
melódicas tienen que articularse; al mismo tiempo, el pedal desempeña un papel
de enlace y de ennoblecimiento. La belleza y la calidez de la cantinela deben
surgir como por una necesidad interna.
Carácter:
En mi opinión -comenta Alfred Brendel-, el dualismo entre forma y psicología,
entre estructura y carácter, entre entendimiento y sentimiento, ha determinado
siempre la ejecución de las piezas musicales. Aunque reconozcamos el
sentimiento como punto de partida y meta de la música, no debemos olvidar que
el control, el filtro del entendimiento, hace posible la obra de arte.
La
música de Chopin exige al pianista el esfuerzo de todo su ser.
El
comienzo de la obra o de un movimiento comunica su carácter fundamental. En una
buena interpretación, ese matiz debe aparecer de inmediato. El intérprete debe
adquirir la capacidad de comunicarlo con aplomo.
En un crescendo que conduce a un
gran punto culminante, el sonido debería ensancharse, pero no hacerse más
incisivo. En Beethoven los crescendi suelen estar perfectamente
anotados. El popular dicho de Hans von Bülow <<crescendo significa
“piano”, y diminuendo, “forte”>>, según el cual cada
crescendo tiene que comenzar con la suficiente suavidad y cada diminuendo
con la suficiente intensidad para causar efecto, es demasiado exagerado, aunque
podría ser necesario empezar un crescendo con suavidad si se encuentra
en un pasaje forte.
Existen
las digitaciones para el común de los mortales y las de los grandes pianistas.
De
quienes más podemos aprender los pianistas es de los directores y de los
cantantes. El director nos ofrece la orquesta como modelo de equilibrio, color
y ritmo. ¡En nuestra mente somos nuestro propio director y cantante!
La gran
música es una sucesión de casos excepcionales. Cada obra maestra añade algo
nuevo a la experiencia musical.
Dolce:
La traducción del término, “dulce”. El significado italiano de la palabra,
“delicado”, es de mayor ayuda. Mientras espressivo produce un efecto más
hacia el exterior, dolce apunta hacia el interior. Me parece que la
palabra íntimo es la que más se acerca al sentido. <<Delicadamente
íntimo>>. Calidez, delicadeza, intimismo son algunos de los importantes
rasgos distintivos de la lírica de Beethoven.
Carl
Philipp Emanuel Bach decía que sólo el músico emocionado estaba en condiciones
de emocionar a los demás. Deberíamos estar emocionados y mantener el control al
mismo tiempo.
Los dos
brazos del intérprete tendrían que ser tan independientes el uno del otro como
si pertenecieran a dos personas diferentes.
Los
equilibrios sugieren terrazas de sonido y distancias, proporcionan color y
carácter, oscuridad o luz. ¡Cultívense los espacios intermedios! Toda la
amplitud de la dinámica, toda la variedad de tempi están a nuestra disposición. Sólo deberíamos
recurrir a los extremos cuando la música los requiere de verdad.
Para
los románticos, las fantasías eran un ideal formal: cada obra debería hallar su
forma.
El
mensaje completo no se halla únicamente en el texto.
El
final de una obra limita con el silencio. Puede concluir la obra, pero en
muchos otros casos puede hacer brotar el silencio, llevarnos hacia su interior
y en él perdernos. Existen muchos tipos de finales: triunfales y trágicos,
poéticos y lacónicos, cómicos y melancólicos, majestuosos y lánguidos. Por ello
suplico que no se separen artificialmente los acordes finales del pasaje que les antecede, y que tampoco se
desfiguren los finales enérgicos con un diminuendo.
Una de
las grandes hazañas de F. J. Haydn fue haber introducido el humor en la música
absoluta. Mozart desplegaba su humor en la ópera.
Algunos
intérpretes opinan que la música adquiere vida cuando se hace sonar. No, vive
ya en gran parte en la partitura, pero duerme. El intérprete tiene el
privilegio de hacerla despertar o, para decirlo más cariñosamente, darle vida
con un beso.
Según
una antigua definición, los retóricos deben enseñar, conmover y entretener. El
intérprete es un retórico. (Real Academia de la Lengua Española: “Arte de
expresarse con corrección y eficacia, embelleciendo la expresión de los
conceptos y dando al lenguaje escrito o hablado el efecto necesario para
deleitar, persuadir o conmover”).
Lieder
como los de F. Schubert abrieron una nueva dimensión a las creaciones
pianísticas. Fischer-Dieskau favoreció cada vez más a los solistas de piano,
era capaz de escuchar al pianista y de responderle de forma adecuada.
Liszt,
creador de la pieza religiosa para piano, genio de la expresión, abre el
horizonte de todo lo que puede ofrecer el piano. El Pedal es en esta labor un
medio de expresión de enorme importancia.
No me
encuentro entre los músicos que aceptan, sin cuestionarlas, las indicaciones de
metrónomo de los grandes compositores. El tempo sólo puede determinarse una vez
se han tomado en cuenta todos los <<elementos de la ejecución>>.
Una
clave importante para la interpretación de Mozart está en el canto operístico.
No me
encuentro entre las personas que creen que indagar en la biografía del artista
proporciona una mejor comprensión de su obra. ¡Echemos un vistazo a la
escritura caótica de Beethoven en sus cartas y autógrafos musicales, su
desorden doméstico. En el extremo opuesto, sin embargo, está el orden bien
establecido de sus composiciones. Esa necesidad de relacionar las inclinaciones
y los incidentes de la vida personal con las composiciones tan sólo
contribuirá, por regla general, a confundirnos. En momentos de grandes
sufrimientos personales surgieron obras felices, alegres. Alegrémonos de que
sea así.
El
sonido de la orquesta, la variedad de sus timbres, la amplitud de su dinámica,
pero también su disciplina rítmica, son un modelo para nuestra interpretación
pianística.
Con
frecuencia hay que mantener en el pedal las notas graves de Schubert aunque
estén consignadas en staccato,
ya que la m. i. está obligada a abandonar rápidamente la nota. También hay
pasajes en los que el intérprete tiene que decidir si se trata de una notación
<<técnica>> o <<musical>>.
El
pedal es algo propio del piano únicamente y es nuestro recurso artístico más
preciado y personal. Empleado con maestría, el pedal ofrece color, crea
ambiente, procura calidez y declamación a la cantinela y permite sonar más
tiempo a aquellas notas con una notación más corta porque los dedos no pueden o
no deben mantenerlas. A menudo el pianista que toca con el pedal se ve obligado
a emplear una articulación diferente. Crucial es la función que desempeña el
oído y el oído interior. Abordar las composiciones para piano de Liszt, nos
brinda una comprensión incomparable del cuerpo y el alma del pedal. El uso del
pedal izquierdo ensancha el radio del intérprete hacia abajo hasta el límite de
lo inaudible. Yo prefiero pianos cuyo pedal izquierdo posibilite también una
interpretación lírica hasta el mezzopiano; debería abarcar toda la amplitud del pianissimo
espressivo de Schubert.
El
Piano: Basta echar un vistazo a la abundancia y riqueza de la bibliografía
sobre el piano para darse cuenta de que este instrumento obra maravillas. El
piano es un lugar de transformación. Cuando el pianista así lo desea, el piano
permite sugerir la voz humana en el canto, el timbre de otros instrumentos, la
orquesta, el arco iris, las esferas. Esa capacidad de transformación, esa
alquimia, es nuestro mayor privilegio.
Practicar
no debería ser nunca una carga; iniciar un contacto físico con una pieza, al
mismo tiempo que se penetra mentalmente en ella; aventurarse a un proceso de
apropiación que dura en ocasiones toda una vida.
Los
requisitos de un pianista son: disponer de un buen instrumento; una buena edición
del texto original; una técnica interpretativa que no ocasione ningún daño
físico; trabajo concentrado, pero no encarnizado; ambición; paciencia; la
elección de las piezas adecuadas; y en último lugar, pero no por ello menos
importante, la facultad de escucharse a sí mismo durante la ejecución.
La idea
de poder rodear una pieza musical como si se tratara de un objeto en tres
dimensiones.
El
pulso y la columna vertebral tienen en común que garantizan la continuidad. La
espina dorsal nos proporciona una firmeza flexible, la pulsación infunde vida,
pero procura asimismo un control, permite a la música seguir avanzando. La
conciencia precisa de los valores pequeños de las notas posibilita un ritmo
razonable, pero también unas modificaciones del tempo ejecutadas con sentido.
El pulso preside la interpretación de conjunto.
Las
reglas existen para ser cuestionadas. Cada obra maestra, incluso cada frase, es
en cierto modo un mundo nuevo. Esa sensibilidad para la variedad debe ser
nuestra ambición, nuestro orgullo y nuestro placer.
El
ritmo saludable, auténtico, sigue siendo el primer requisito del intérprete
solista. Ojalá que el solista aloje un corazón que lata con regularidad.
Schubert
creador de todo un universo. Gran maestro de la música para piano a cuatro
manos. Tal vez Schubert sea el fenómeno más asombroso de la historia de la
música. Resulta prácticamente milagroso que un compositor que no era ningún
virtuoso de la interpretación del piano tuviera un instinto semejante para
avistar y hacer suyas nuevas y futuras posibilidades del sonido y la textura
del piano. Hasta las sonatas más tardías están compuestas con sentido orquestal
y deberían sonar de manera orquestal, quizás con excepción de las tres últimas,
que se acercan más al quinteto de cuerda. El estilo de Schubert posee un aura
pianística muy personal que, sin embargo, sólo, puede resultar eficaz si se
hace intervenir el pedal de manera sensata e inspirada.
Según
Einstein, todo debería hacerse de la manera más sencilla posible, pero no más simple.
Una obra debería hacerse comprensible sin renunciar por ello a su complejidad.
<<En
el ser humano se mezclan el entendimiento y el sentimiento>>. En la obra
de arte, esa mixtura debe resultar edificante y deleitarnos. La bella expresión
<<claridad de sentimiento>> procede de Robert Schumann. También hay
una especie de control de calidad de los sentimientos.
Signos
de interpretación: El compositor se ha tomado la molestia de ofrecernos los
signos de interpretación; evidentemente le parecía suficientemente importantes.
Están ahí para que el intérprete los perciba. No todo el mundo anotó lo esencial con tanto sentido como Beethoven.
Las indicaciones de Mozart en su música para piano van desde la nada más absoluta
hasta el exceso también más absoluto. Las indicaciones de Schubert son en
ocasiones menos concluyentes o completas en sus obras para piano que en su
música de cámara. Son conocidos sus largos pasajes en pianissimo a los que le
siguen varios diminuendi sin que el compositor anotara los pasos dinámicos
intermedios que hacen posibles esos diminuendi y les dan sentido. El
intérprete debe completar en este punto alguna que otra cosa. Chopin modificaba
continuamente sus indicaciones. Brahms y Liszt anotan lo esencial como
Beethoven. Busoni anotaba menos de lo debido. Reger, Schönberg, Berg, Ligeti
anotaban en ocasiones más de lo debido. Bartók fue un genio de la exactitud y
la funcionalidad. Que pp y p son ámbitos que no sólo se
diferencian en el volumen sino también y con claridad en el carácter, es algo
de enorme importancia para Beethoven y Schubert, y no sólo para ellos. Del
mismo modo, f y ff deberían ser siempre perfectamente
diferenciables. Una conciencia clara de las terrazas dinámicas y de los
procesos dinámicos hará posible una aproximación a la música que la traduzca,
por así decirlo, en una geografía, lo cual nos permitirá percibir una pieza
como si fuera un paisaje con montañas y valles, castillos y desfiladeros (sin
olvidar las distancias de lo próximo y lo lejano).
El
silencio es el fundamento de la música. Lo hallamos antes, después, dentro de,
debajo de y detrás de la música. Algunas piezas surgen del silencio o vuelven a
él.
Un
acorde articulado a partir de las teclas suena más pleno y redondo que un
acorde martilleado o que se deja caer, y el contacto íntimo con las teclas
fomenta la sensación lírica de sensibilidad en la punta de los dedos. El sonido
queda determinado en su mayor parte por el equilibrio de las notas. El
intérprete debería aprender sobre todo de las obras orquestales, vocales y de
música de cámara. El equilibrio de un buen sonido orquestal debería ser nuestro
modelo.
<<Staccato>>.
Lo primero que hay que hacer es determinar la duración (brevedad) y el carácter
del mismo. Se trata de notas que hay que separar manualmente, pero este hecho
no excluye necesariamente el uso del pedal. Schubert escribió legato o bien ligato
en pasajes que contenían notas staccato y se refiere quizás a un cantabile
producido con ayuda del pedal. El hecho de que los impresores reprodujeran a
menudo las notas staccato como cuñas originó una confusión enorme.
<<Portato>>.
El portato excluye la brevedad, la separación de las notas es mínima, cuando se
usa el pedal, si es que tiene lugar. El portato sobre notas repetidas sugiere una unión de la
nota consigo misma, un tenuto cantabile.
Tempo.
Distingo entre un tempo metronómico, psicológico e improvisador. El tempo metronómico
se corresponde con determinadas danzas u otras piezas de carácter rígido. En el
tempo psicológico, las modificaciones del tempo son tan naturales que nos da la
impresión de que la pieza sigue estando sin embargo en la medida. El tempo
improvisador está reservado a los pasajes de tipo fantasioso, recitativo o
cadencioso.
El
tempo fundamental de una pieza sólo puede determinarse una vez que el
intérprete ha tomado en cuenta todos los componentes de una obra (indicaciones
del tempo, caracteres, dinámica, articulación, subdivisiones rítmicas,
viabilidad técnica de la ejecución). Sólo entonces pueden considerarse las
cifras metronómicas, en caso de que las haya, y modificarlas cuando sea
necesario.
Las
transiciones son zonas de transformación: algo nuevo surge a partir de lo
antiguo. Preparar las transiciones imperceptiblemente ya unos compases antes.
Los
trinos son diversos y, sobre todo en Beethoven, componentes del carácter
musical: Pueden ser graciosos e inquietantes, misteriosos y demoníacos, sonrientes
y amenazadores, inocentes y seductores. Hay trinos angelicales y trinos
diabólicos. El intérprete debería organizar sus trinos.
Las variaciones son la mejor
escuela para desarrollar una interpretación con carácter. Las variaciones
dependen de la estructura de su tema.
(“De la
A a la Z de un pianista”. Un libro para amantes del piano. (Alfred Brendel)
Sin
emoción no hay proyecto que valga. Todo empieza con una emoción. (Antonio
Damasio)
A mayor desinhibición, mayor creatividad y, por
lo tanto, más expedito queda el camino para la creatividad artística y musical.
Las artes plásticas y la música generan un sentimiento de bienestar.
Siempre
he pensado que existen dos indicadores fundamentales de la madurez. Uno es la
capacidad de reírse de uno mismo. Mucha gente se toma la vida mucho más en
serio de lo que las circunstancias requieren, tienen problemas para ver la
vertiente absurda de todo. El otro signo de madurez, es la habilidad de admirar
los logros de los demás, en lugar de caer en la envidia. Recuerdo que la
primera vez que escuché a Bach mi primera reacción fue sonreír. Una vez sentado
en un café de París, escuché tocar a un guitarrista, era un gitano de nombre
Django Reinhardt, que sólo usaba dos dedos, los otros se los había quemado en
un incendio, pero tocaba con una velocidad y una habilidad increíbles. En ese
momento tuve la misma reacción: admiración, no envidia. (“Los Puentes de
Madison County” - Robert James Waller)
Para
vivir hay que tener los sentidos bien despiertos.
Cuando
barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso
una inspiración y a cada una inspiración una barrida. A veces tienes ante ti
una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que
podrás acabarla. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, sólo hay
que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente
barrida, sin mirar el final de la calle. (“Momo” de Michael Ende)
Tocáis
música, señor, más no sois músico. (Todas las mañanas del mundo - Pascal Quignard)
La
música sirve para algo y el resto, para casi nada. (Eduard Punset)
El que
enseña aprende dos veces. (Joseph Joubert)
La
música es un elemento que nos hace sentir. Con ella lloramos, reímos,
recordamos, disfrutamos, nos integramos, conocemos, bailamos, amamos. Pero sus
estudio también nos aporta unos valores como la autocrítica, el tesón, la
superación, espíritu de esfuerzo y voluntad, que se transforman en ilusión,
emoción al ver que día a día se va mejorando, lo que incrementa nuestra
autoestima y mejora nuestra estabilidad emocional.
La
higiene postural es fundamental para la salud de un músico. La técnica
Alexander trata, de cómo mover el cuerpo de la manera más sencilla. También
trabaja la corrección postural. La música y el movimiento (gesto) son dos
elementos que van unidos. (Cómo
potenciar la inteligencia de los niños con la música-Joan María Martí)
Un
buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco
es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es
simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda. (Cuentos para pensar
-Jorge Bucay)
“Una
piedra no es sino música petrificada”. (Pitágoras)
“La
arquitectura es música congelada”. J. W. von Goethe
“Cuando
los sonidos van más allá de su existencia para dar paso a la contemplación y
hallazgo de las sensaciones, entonces y sólo entonces, la música y el espacio
se convierten en una única atmósfera, que a través de los sentidos invita, como
hecho auto-perceptivo, a una búsqueda introspectiva dispuesta al hallazgo del
mundo y de uno mismo”
“Me
interesa ahondar en la experiencia de la audición, en cómo se concentra el
contenido emocional. Me sucede también en la lectura de Tolstoi y Dostoievski”.
(Daniil Trifonov)
El
último paso en la interpretación es Schubert. (Claudio Arrau)
Ser
artista es una actitud, una disposición, un estado de ánimo, con independencia
del resultado. Corazón de Napalm – Clara Usón)
La curiosidad nace del descubrimiento.
(Juan Carlos Ortega)
Ojos. Ojos que solo ven lo que se les
dice que deben ver. Ojos obedientes. Ojos a lo que existe sin remedio, existe y
ya está. Ojos muertos, sin el brillo de la curiosidad, del interés por
descubrir lo nuevo. Ojos que miran sin ver, que desprecian sin conocer, que
critican sin saber. Ojos vacíos. Ojos tristes, aburridos, sedados, anestesiados,
dominados, apagados, engañados.
¿Son estos ojos los que queremos ver en
nuestras aulas?
“Un día
crucé el umbral. Lo que al comienzo había sido para mí un mero amasijo de
figuras comenzaba a sonar. Las notas inconexas, que en otro tiempo hubiese
tildado de azarosas y casuales, se tornaban puntualmente exactas. Todo aquel
caos devenía obra. El oído agradecía las nuevas sonoridades y las manos
diligentes, respondían con entusiasmo. El estudio era cada vez más intenso y mi
alma se reconocía en aquel todo completo en el que cada uno de sus elementos encajaban
a la perfección. Tenía la sensación de que la música se creaba a partir de mí,
haciendo aflorar mi ser” (María Blanco del Proyecto Piano Joven 2004)
Aquello
que a mí me emociona puede que a ti te deje indiferente o viceversa, y ambas
opciones con correctas. La música es un arte vivo. Cada concierto es diferente,
los músicos tocan diferentes, nosotros nos sentimos de manera diferente,
dependiendo de que nos ha pasado últimamente, y por ello nuestra percepción es
variable. Aquí radica la esencia del arte, ya que cada uno siente unas
sensaciones distintas frente a un mismo hecho.
El error
es un buen aprendizaje. Un niño que tiene ansiedad frente al error, o sufre
frustración por equivocarse, no aprende de la misma manera a uno que hace del
error una herramienta de aprendizaje. Nuestra actitud frente al error debe ser
positiva.
Estudiar
música es un acto de autosuperación. Cada sesión de estudio es un paso adelante
por pequeño que sea.
Estudiar
un instrumento musical es duro, pide trabajo diario, ilusión, autoexigencia
para obtener un resultado, lo que nos provoca autosuperación, felicidad,
alegría y aumento de la autoestima una vez hemos conseguido superar un
obstáculo. Los conceptos e ideas que se aplican en el estudio de un instrumento
sirven en multitud de ocasiones fuera de lo que es la educación musical.
Las
habilidades sociales como la asertividad, la gestión de las emociones, la
empatía, la confianza en sí mismo, son elementos para un óptimo desarrollo de
la inteligencia emocional. Trabajar la inteligencia emocional requiere
autoconocimiento y voluntad. El YO interior muchas veces queda oculto sin poder
aparecer en múltiples situaciones y ello nos provoca resignación, rabia
frustración, sometimiento.
Estudios
como los de Howard Gardner con la teoría de las inteligencias múltiples,
defienden la inteligencia como forma de adaptación al medio. Según Gardner, todas
las personas poseemos diferentes tipos de inteligencias o capacidades que son
complementarias entre sí, y que varían según las experiencias vividas, el lugar
donde se crece, el contexto que rodea a cada uno. Por ello es deseable
desarrollarlas por igual. Las influencias que recibimos y las oportunidades que
se nos presentan son las que hacen posible el desarrollo de dichas capacidades.
Inteligencias
múltiples:
1.
Inteligencia Lógico-matemática.
2.
Inteligencia lingüística.
3.
Inteligencia musical.
4.
Inteligencia naturalista.
5.
Inteligencia espacial.
6.
Inteligencia intrapersonal.
7.
Inteligencia interpersonal.
8.
Inteligencia corporal o cinestésica.
9.
Inteligencia existencial.
10. Inteligencia
espiritual.
Cuando
estoy en forma, y en buen estado físico, mientras viajo en coche o paseo tras
una buena comida, o por la noche, si no consigo dormir, entonces las ideas
acuden a torrentes. Conservo las que me gustan, las tarareo. Si me empeño en
ello, veo poco a poco cómo hacerlo para elaborar con ellas un buen pastel. La
obra queda terminada en mi cerebro. Puedo abarcarlo todo de una ojeada, como un
cuadro o una estatua. Cuando consigo escuchar así la totalidad ensamblada, es
el mejor momento.
Se
equivocan cuando dicen que mi arte es fácil. A nadie le ha costado tanto como a
mí estudiar composición.
Wolfgang
hacía balance de sí mismo y del concepto de su arte. Gravedad, tensión, pero
también sonrisa y una energía intacta al salir de una serie de pruebas que
podrían haberlo destruido. ¡Y qué placer remitirse al inmenso Johann Sebastian
Bach para crear su propia sustancia musical!
La
claridad prevalecía sobre la tristeza, el canto se unía al rigor del
contrapunto y la serenidad triunfaba sobre la angustia. (Mozart III El Hermano
del Fuego – Christian Jacq)